El hachís, a veces conocido como “hashish”, es un derivado del cannabis que se ha consumido durante siglos en diversos lugares del mundo. El producto se distingue por su apariencia y textura particulares, así como por sus efectos psicotrópicos.
El polen, por su parte, es un tipo concreto de hachís, que se obtiene mediante procesos específicos. Estos le confieren un color, textura y sabor particulares, que son muy bien valorados por la mayoría de consumidores.
Pero, ¿Qué es exactamente el hachís y de dónde procede?
El hachís, tal como se indica en líneas anteriores, es un derivado del cannabis. Concretamente, se elabora separando la resina de las plantas de cannabis. La mayoría de esta resina se produce y encuentra en las flores de las plantas hembra.
Allí se desarrollan unas glándulas denominadas tricomas, las cuales son ricas en compuestos como el THC, el CBD, los terpenos y otros cannabinoides. Además, tienen la textura pegajosa que caracteriza a la resina y contienen los aceites esenciales de la planta.
A nivel morfológico, se trata de estructuras de tamaño reducido que parecen una especie de pelos blancos diminutos con una bolita en la punta. Las sustancias que contienen y producen, detalladas en párrafo anterior, son las que confieren al cannabis sus efectos.
Al extraer estas glándulas de resina y elaborar con ellas hachís, sea del tipo que sea, el producto resultante contiene niveles de cannabinoides superiores a las flores con las que se ha elaborado. En cierto modo, podríamos decir que el hachís es un concentrado de las sustancias que brindan a la marihuana sus principios activos.
Y el polen, ¿qué es exactamente?
El polen es un tipo concreto de hachís que se caracteriza por tener una textura aireada, ser de color claro y muy aromático. Estas propiedades organolépticas se deben principalmente a su método de extracción, es decir, a los procesos que se emplean para su obtención.
También llamado hash seco o dry hash para distinguirlo del hachís al agua, el polen destaca por su alto contenido de cannabinoides y terpenos, con tonalidades claras que varían desde el amarillo hasta el marrón e incluso el verde.
Para obtenerlo, la resina se extrae de las flores mediante un proceso de tamizado en seco: las flores de cannabis con alto contenido de cannabinoides se colocan sobre una malla de enrejado muy fino, la cual se golpea suavemente con el objetivo de que las flores vibren y reciban impactos leves. Las vibraciones generadas separan los tricomas de las flores, de manera que se filtran pasando por estas mallas.
El resultado es una especie de polvo de color marrón claro o amarillo, que forma una pasta de tonalidad similar cuando se presiona. De esta forma, una vez separada la resina de la flor, se prensa para formar placas del hachís conocido como polen.
Esta forma de producción es una de las más tradicionales que existen: así es como se produce en aquellos países que destacan por la calidad de su hachís, como Marruecos, por ejemplo.
¿Existe el polen CBD?
Sí, el polen CBD existe y lo puedes encontrar en nuestra tienda. A diferencia del hachís tradicional, que se caracteriza por sus altos niveles de THC, el polen CBD no es psicotrópico. Esto se debe a que su nivel máximo de THC se reduce al 0,2% legalmente permitido.
En cambio, sí es rico en CBD, ya que contiene altos niveles de este cannabinoide. Además, es muy similar en apariencia, textura y aroma al hachís tradicional, conservando las tonalidades claras que van del amarillo al marrón o verde.
Para su producción, en lugar de utilizarse marihuana, tal como ocurre con el hachís tradicional, se emplean flores de cáñamo ricas en CBD. Por lo demás, el proceso de extracción y separación de la resina es exactamente el mismo, motivo por el que guarda un alto nivel de similitud con el hachís tradicional.
Igual que ocurre con el hachís tradicional, el hachís CBD también es un concentrado de resina, por lo que contiene niveles de CBD mucho más altos que las flores de las que proviene.
Finalmente, para concluir el presente artículo sobre el polen CBD, te recordamos una vez más que este producto no está destinado al consumo humano, sino que se trata de un artículo de colección. En consecuencia, cualquier utilización diferente de esta constituye un uso indebido del producto.