Los cultivadores de cannabis suelen clasificarse en tres especies (sativa, índica y ruderalis), pero esta división no siempre ha sido así y puede que no siempre lo sea. Esto se debe a que cada vez son más los expertos en taxonomía que abogan por una reclasificación más acorde a los descubrimientos genéticos de los últimos años.
El primero en describir las características del cannabis como especie vegetal fue el mismísimo Carlos Linneo, quien es considerado el padre de la taxonomía moderna (ciencia que clasifica a los seres vivos). Según su criterio, solo había una especie de cannabis, a la que bautizó como Cannabis sativa Linnaeus.
No obstante, unos años más tarde, Lamarck, naturalista francés que formuló la primera teoría de la evolución biológica, consideró que el cannabis que procedía de la India era distinto del europeo y, para diferenciarlo, lo llamó Cannabis índica.
Esta clasificación permaneció así durante más de 100 años, hasta que, ya entrado el siglo XX, Dmitri Yanishevksi propuso como especie la Cannabis ruderalis Yanish. Si bien se han sugerido otras especies y subespecies, estas no han sido aceptadas y, en la actualidad, el cannabis se clasifica en las variedades o subespecies sativas, índicas y ruderalis.
Cabe destacar que también existen variedades como, por ejemplo la Sundae Driver CBD que se clasifica como 50% índica y 50% sativa. Dentro de las Cali Weed, variedades que presentan un trimeado especial, dando a la flor un aspecto de roca, puedes encontrar variedades tanto sativas como índicas.
Cannabis sativa: historia y características
Originalmente, se clasificó como Cannabis sativa el cáñamo europeo. Este tipo de cannabis se cultivaba mayormente con fines industriales, por lo que no se utilizaban sus flores, sino su fibra y sus semillas.
El cannabis acompaña a la humanidad desde hace miles de años, pero, al contrario de lo que pueda pensar en primera instancia, no se debe a sus efectos, sino a su utilidad y polivalencia.
Hablamos de una planta que no solo tiene un gran potencial médico, sino que sirve para producir ropa muy resistente, cuerdas, papel, las semillas más nutritivas que existen, y un sinfín de artilugios. De hecho, se dice que las velas de los barcos de Colón estaban hechas de tela de cáñamo, algo muy usual en la época.
Por ende, lo más importante al criar y cultivar cáñamo, no era favorecer la producción floral, sino la producción de fibras para elaborar tejido, las cuales se obtienen del tallo. Esta es una de las razones por las que la Cannabis sativa se caracteriza por su gran altura frente a la Cannabis índica, ya que se perseguía la obtención de un tronco largo con mucha fibra.
Además de alcanzar gran altura (normalmente superior a los 2,5 m), las variedades sativas producen flores que son aireadas y poco compactas. Asimismo, sus hojas cuentan con folíolos estrechos y delgados.
Durante muchos años, se ha creído que la Cannabis sativa era un tipo de marihuana que provocaba un efecto estimulante y risueño, pero esto no es del todo cierto, sino que se debe a una confusión. Básicamente, los cultivadores y consumidores de marihuana, llaman sativas a las plantas psicotrópicas de hoja estrecha y gran altura, pero esta denominación sería incorrecta porque las sativas apenas producen THC¹.
Cannabis índica: rasgos y propiedades
Tal como hemos explicado en la introducción de este artículo, Lamarck bautizó como Cannabis índica al cannabis procedente de Asia. Estas variedades índicas, en contraposición a las sativas, se caracterizan por un porte más bien achaparrado y por no alcanzar alturas tan desmesuradas.
Además, la Cannabis índica, a diferencia de la sativa, sí se ha empleado durante siglos para la producción floral. Esto se traduce en que se han seleccionado las plantas que producían las mejores flores y mayor abundancia.
Esta es una de las razones por las que los cogollos de variedades índicas son compactos y apretados. Además, la Cannabis índica produce grandes cantidades de THC, por lo que sus flores tienen efectos embriagantes, como confusión, risa o somnolencia.
Cannabis ruderalis: rasgos y propiedades
Aunque algunos investigadores no consideran a la Cannabis ruderalis como una subespecie de cannabis, esta tiene un rasgo muy particular: su capacidad de autofloración.
Por lo general, el cannabis empieza a florecer cuando los días se acortan y el periodo nocturno supera las 11 o 12 horas de duración. Esto se utiliza para cultivar cannabis en interior con focos que imitan la luz solar.
Se hace crecer a las plantas bajo lámparas que están encendidas 18 horas diarias para inducir el crecimiento y, una vez que se alcanza tamaño suficiente para florecer, este tiempo de iluminación se reduce a 12 horas diarias, lo que induce la floración.
La Cannabis ruderalis, en cambio, no necesita este cambio en el número de horas de luz/oscuridad para empezar a florecer, sino que lo hace automáticamente al alcanzar la madurez sexual. Por esta razón, la Cannabis ruderalis también se llama cannabis autofloreciente, ya que no depende de las condiciones lumínico-ambientales para florecer.
Descubrimientos en materia de genética cannábica
Cuando se llevó a cabo por primera vez un proyecto de secuenciación y transcripción del genoma del cannabis, se emplearon dos variedades de cáñamo (Cannabis sativa) y una de marihuana (Cannabis índica).
En 2011, fueron publicados los resultados: los investigadores observaron que el gen responsable de determinar la síntesis de THCA o CBDA (formas ácidas no psicoactivas del THC y CBD que les preceden), se manifestaba de forma distinta en la marihuana que en el cáñamo, haciendo que una planta sea o no psicotrópica².
Sin embargo, en el año 2015, otro estudio encontró que este gen no es lo único que diferencia al cáñamo (Cannabis sativa) de la marihuana (Cannabis índica). Analizaron el genotipo de 81 ejemplares de marihuana y 43 de cáñamo, concluyendo que ambos muestran diferencias significativas a nivel genómico y que la producción de THC o CBD no es lo único que los distingue³.
Algunos expertos han propuesto un nuevo sistema de clasificación taxonómica, según el cual existen dos especies principales de cannabis, que son la Cannabis sativa, que se refiere al cáñamo de hoja estrecha (NLH o narrow leaflet hemp), y la Cannabis índica, que se refiere a la marihuana (BLD o broad leaflet drug). A su vez, esta última se dividiría en tres subespecies: C. indica subsp. chinensis (broad leaflet hemp o BLH), C. indica subsp. afghanica (broad leaflet drug o BLD, que se correspondería con el fenotipo afgano-pakistaní) y C. indica subsp. indica (narrow leaflet drug o NLD, que se refiere a las marihuanas mal llamadas “sativas”). También sugieren que ambas especies tendrían un ancestro común, posiblemente extinto, llamado C. Ruderalis.⁴
Referencias
- RC. Clarke & MD. Merlin. (2016). Cannabis Taxonomy: The ‘Sativa’ Vs. ‘Indica’ Debate. HerbalGram The Journal of the American Botanical Council, 110, pp. 44-49.
- Van Bakel, H., Stout, J. M., Cote, A. G., Tallon, C. M., Sharpe, A. G., Hughes, T. R., & Page, J. E. (2011). The draft genome and transcriptome of Cannabis sativa. Genome biology, 12(10), 1.
- Sawler, J., Stout, J. M., Gardner, K. M., Hudson, D., Vidmar, J., Butler, L., … & Myles, S. (2015). The genetic structure of marijuana and hemp. PloS one, 10 (8), e0133292.
- Hillig, K. W. (2005). Genetic evidence for speciation in Cannabis (Cannabaceae). Genetic Resources and Crop Evolution, 52(2), pp.161-180.