A pesar de la popularidad que tienen los cogollos, las hojas de la marihuana son una parte de la planta que proporciona gran cantidad de información sobre la misma. Gracias a ellas, se puede identificar de un simple vistazo la genética de la misma, así como su estado de salud.
En los próximos párrafos, exploraremos el mundo de las hojas de marihuana, explicando qué tipos existen y la gran cantidad de información que pueden proporcionarnos sobre una planta.
¿Qué Función Tienen las Hojas de Marihuana en la Planta?
Las hojas de marihuana, fundamentales para el crecimiento y desarrollo de la planta, desempeñan un papel multifacético en su ciclo de vida. Estas estructuras verdes, ricas en clorofila, son esenciales para la fotosíntesis, un proceso biológico crucial que convierte la luz solar en energía. Durante la misma, las hojas captan la luz solar, dióxido de carbono y agua, generando glucosa y otros subproductos de los que se alimenta.
Además de su función principal en la fotosíntesis, las hojas actúan como almacenes de nutrientes y agua, contribuyendo a la regulación del equilibrio hídrico de la planta. La presencia de tricomas en la superficie de las hojas también juega un papel vital, ya que estos diminutos cristales contienen una variedad de compuestos, incluido el CBD y diversos terpenos, aunque en menor cantidad que las flores.
¿Qué tipos de hojas de marihuana existen?
Las hojas de marihuana se pueden clasificar según su tamaño y contenido de resina, o bien, según genética de la planta.
Dentro de un mismo ejemplar de cannabis, podemos distinguir entre hojas completas, que son las que presentan la icónica forma que todo el mundo asocia al cannabis, o bien, las llamadas hojas de azúcar, que son pequeñas, de un solo folíolo y con gran cantidad de resina, ya que están prácticamente pegadas a las flores. Este último tipo puede aprovecharse para hacer resina u otros derivados del cannabis, puesto que tienen un alto contenido de CBD y terpenos.
Por otra parte, también podemos clasificar las hojas según la genética, puesto que hay tantos tipos de hoja como tipos de cannabis.
En primer lugar, las hojas de sativa se caracterizan por ser muy alargadas y contar con un gran número de folíolos (cada uno de los “dedos” de la hoja) muy delgados, pudiendo llegar a los 13. Además, acostumbran a tener un color verde claro que las caracteriza.
Por otra parte, las hojas de marihuana índica se caracterizan por tener folíolos muy anchos y un número más reducido de los mismos, siendo lo más habitual que tengan entre 7 y 9. Además, las hojas de marihuana índica tienden a ser más oscuras que en el caso de las sativas.
Las hojas de ruderalis tienen aún menos folíolos que las índicas, entre 3 y 5, y cuentan con un tamaño reducido. Esto se debe a que este tipo de plantas, por lo general, no alcanzan gran altura, por lo que las hojas crecen en proporción.
Adicionalmente, los híbridos, que son cruces de los tipos de planta anteriores, suelen tener hojas que se parecen más a un tipo u otro, según la genética que predomine en los mismos.
Por último, también existen las hojas mutantes, que pertenecen a plantas con alguna mutación genética, como, por ejemplo, las de duckfoot. Este tipo de cannabis se caracteriza porque sus hojas no tienen separación entre folíolos, por lo que, en cierto modo, guardan un ligero parecido con los pies de un pato, motivo por el que reciben este nombre.
A raíz de lo explicado, podemos deducir que, en función del tipo de hoja, la genética de una planta puede ser fácilmente identificada, motivo por el que estas nos revelan a qué clase de cannabis pertenece un ejemplar concreto.
¿Qué pueden indicarnos las hojas acerca de la salud de la planta?
Las hojas de una planta pueden indicarnos si esta está recibiendo los nutrientes adecuados o si está sufriendo alguna plaga. Esto se debe a que, esta parte de la planta es la primera en mostrar síntomas en caso de complicaciones a nivel de salud.
Por una parte, cuando una planta tiene muchas manchas amarillas diminutas, que apenas se aprecian a simple vista, podemos deducir que posiblemente tenga araña roja, un ácaro sumamente destructivo que debe combatirse cuanto antes.
Este diminuto insecto se alimenta de los jugos celulares de la planta, motivo por el que la marca de su picadura es tan pequeña. Para confirmar su presencia, observaremos el envés de la hoja, donde suele situarse el ácaro.
Además, si las hojas tienen una especie de melaza pegajosa sobre ellas, lo más seguro es que la planta esté padeciendo una plaga de mosca blanca. Este insecto, tal como su propio nombre indica, es una pequeña mosca de color blanco, por lo que se detecta con relativa facilidad, ya que echar a volar en cuanto la planta se mueve un poco. Por tanto, si al mover una planta, vemos que saltan pequeños insectos blancos, posiblemente tenga mosca blanca.
En lo relativo a los nutrientes, las hojas pueden indicarnos si planta los está recibiendo correctamente, porque se muestran de una forma determinada en caso de carencia o exceso de elementos específicos.
Por ejemplo, un amarilleamiento de las puntas de las hojas que se encuentran en las zonas inferiores de planta indica una carencia de nitrógeno, por lo que habrá que suministrar un abono que lo contenga en cantidades generosas.
Además, en caso de que este nutriente se haya suministrado de forma excesiva, las hojas de las partes altas mostrarán un color verde muy oscuro y se rizarán hacia abajo, lo que se conoce como hoja en forma de garra. En caso de detectar esta señal en un cultivo, hay que dejar de abonar y regar con agua sola hasta que sea corrija el exceso.
Finalmente, otro desajuste nutricional muy común es la llamada clorosis férrica, que es una falta de hierro que se manifiesta como un amarilleamiento de las hojas más jóvenes en la parte alta de la planta. Generalmente, esto se debe a que el pH del agua de riego es demasiado alto, por encima de 7, de manera que el hierro se vuelve poco soluble y la planta no puede asimilarlo.